Levamos unos días muy intensitos de críticas y cancelaciones. Surge la duda de siempre… ¿Cuando criticamos a alguien por redes, estamos dándole una visibilidad que no se merece? ¿La notoriedad siempre es positiva? Vamos con algunas teorías.
Empecemos por el principio. Cuando aparecen las redes sociales, empresas (y poderosos en general) temen por su reputación. Durante décadas las empresas controlaban los medios de comunicación y las posibilidades de que apareciesen comentarios negativos eran bajas.
A medida que la gente participa en las redes, a los analistas se nos pide que midamos el sentimiento. La reputación se empieza a calcular con una simple resta: comentarios positivos menos comentarios negativos.
Sin embargo, en los últimos años, vemos como en las redes arrasan perfiles polémicos. Y no hablamos solo de chavales que buscan su momento de gloria. Hablamos de políticos con altísimos cargos, empresarios multimillonarios y famosos escritores.
Sucede tanto que ya es evidente: La polémica es la estrategia. Los community managers cada vez trolean más, los músicos buscan la indignación. Y ya da igual. Genera tanto ruido atacar a la Iglesia, como ser explícitamente machista. Incluso el centralismo te convierte en trending topic.
Uno de los grandes gurús actuales de estrategia es Nassim Taleb. Su pensamiento está muy orientado a escenarios complejos e inciertos. En su libro ‘Antifrágil‘ nos habla de ‘las cosas que se benefician del desorden’.
Cuando planteamos estrategias en plena incertidumbre nos hacemos muy conscientes de nuestra fragilidad. Normalmente creemos que, para dejar de ser vulnerables, hay que intentar reducir los cambios. Por ejemplo: minimizar comentarios negativos.
Ser antifrágil es ir más allá. Intentar que el desorden te beneficie. Y el propio Taleb pone el ejemplo de los escritores, artistas y filósofos a los que no les importan las críticas. Lo explica así: «El número de personas a las que una obra les desagrada, no cuenta.«
¿Qué es lo contrario a comprar un libro? No hay nada negativo en que alguien deje de comprar tu libro si esto hace que otros sí lo compren. Esto da al artista, lo que Taleb llama «opcionalidad».
Da igual el punto medio. Ya no analizaríamos el saldo de comentarios (positivos-negativos), sólo contaríamos si logramos objetivos o no (ventas, suscriptores, impresiones, etc.)
Siguiendo esta lógica. Daría igual ser un mamarracho y tener millones de comentarios negativos si, gracias a esa notoriedad, rasco unos cientos de suscriptores. Porque el «no suscriptor» no tiene relevancia.
Este fenómeno tampoco es nuevo. En ‘La banda de la casa de la bomba’ Tom Wolfe, describe el éxito de pensadores como McLuhan («El medio es el mensaje») o Freud con una frase de Daniel Boorstin: «The celebrity is a person who is known for his well-knownness»
En el caso de Freud tenemos un científico que se hace tremendamente famoso sin que su teoría llegue a entenderse por la gente. Sin duda, basar todos sus postulados en un tema tabú como el sexo, hizo que su obra fuese duramente criticada. Lo que aumentó su notoriedad.
Hasta aquí la teoría. Pero quizás ya sea un poco insostenible. Decíamos que un «no comprador de tu libro» no cuenta… Pero con la cancelación los usuarios cada vez reaccionan más airadamente contra estas estrategias (sean o no premeditadas)
Para llamar la atención cada vez hay que provocar más y, por otro lado, los usuarios quizás son más conscientes de que, si no lo dejas ko, el provocador sale ganando. Y quizás en esas estemos. Pinta regular.
Analista de datos digitales especializado en social media en RTVE. Co-fundador de Concepto 05. Profesor de análisis y estrategia digital en Instituto Europeo de Diseño y EOI.