A estas alturas del partido a nadie se le escapa el nombre de Ibai Llanos. Quien hace un par de años fuese un icono de las redes se ha convertido en el rey del streaming, de los influencers y de la nueva comunicación. Tanto es así que Ibai Llanos y Twitch, la plataforma donde más activo está, han cambiado el paradigma del marketing.
Igual que ocurrió con el videojuego Among Ug, pareciera que Twitch llegó en el momento justo: una pandemia internacional. El estricto confinamiento a principios de 2020 acercó a muchos fans a sus ídolos gracias a plataformas como Twitch, centradas en los directos y el contenido en streaming. Este auge de la plataforma y de los streamers nos plantea un interrogante: ¿cómo afecta este fenómeno al mundo del marketing digital?
A pesar de que Twitch suena a algo reciente, la verdad es que esta plataforma lleva entre nosotros desde 2011. En un primer momento estaba exclusivamente dedicada a la retransmisión en directo de contenidos sobre gaming; a sabiendas de su potencial, el gigante Amazon compró esta red social en 2014 por una cuantiosísima suma que dio origen a muchos chistes: 735 millones de euros. Pero, ¿quién se ríe ahora? Y eso que la cifra podría haber sido mayor.
Twich cumple ahora diez años y se ha convertido en una de las plataformas más relevantes del mundo del entretenimiento digital, por no decir que ostenta el primer puesto como plataforma de streaming mundial. Muchos youtubers que comenzaron sus andanzas en el famoso canal de vídeos han emigrado a Twitch; de hecho, en España Twitch ya es la cuarta red social en la que más invierten los anunciantes y el 92% de los profesionales de marketing sostiene que su marca está o estará próximamente en Twitch.
¿Suena precipitado? Pues sus cifras avalan esta decisión: Twitch presume de una cantidad de 17,5 millones de visitantes al día y un promedio de audiencia de 1,5 millones de espectadores. Aquí la prueba: según la página especializada TwitchTracker, mientras escribo esto hay más de 3,5 millones de espectadores en Twitch a nivel mundial, se han visualizado casi 2.238 horas de contenido y el crecimiento de la red social es palpable.
Otra prueba concluyente: en Nochevieja de 2020, Ibai Llanos realizó una retransmisión en Twitch que reunió a medio millón de espectadores, superando a figuras muy conocidas en las Campanadas españolas como Cristina Pedroche, o incluso a canales de televisión como La 1, La Sexta o Cuatro. ¿Y cómo funciona esta plataforma, que tanta y tanta gente conquista cada día? Veámoslo.
Twitch es una plataforma freemium, que es quizá su punto más importante. Al igual que ha ocurrido con las grandes redes sociales que han hecho historia, Twitch es gratis: puedes entrar, crear una cuenta e incluso abrirte un canal de Twitch y comenzar a retransmitir vídeos sin pagar un solo céntimo. Y lo mismo a la hora de disfrutarla: sólo tienes que entrar, seguir a los streamers que más te gusten y disfrutar de sus directos totalmente gratis. Eso sí, puede que de vez en cuando te salte algún anuncio, pero de momento no es tan invasivo como en YouTube o Spotify.
Pero la gente de Twitch necesita comer, por lo que también tiene un apartado llamado Prime Gaming, o Twitch Prime, servicio incluido en Amazon Prime con el cual puedes suscribirte gratis a los canales que más te gusten pero sin publicidad, con acceso a chat, con la posibilidad de guardar tus transmisiones durante dos meses (en la versión gratuita son 14 días) y con contenido exclusivo, como emojis, cofres y opciones de personalización y un emblema para el chat, que sólo sirve para hacer bonito.
Además de eso, cada canal de Twitch cuenta con una suscripción propia con la que los espectadores pueden estar al día de los contenidos y apoyar a sus streamers favoritos a cambio de una pequeña cuota, además de poder hacer donaciones. Vamos, todo un filón. Y tú dirás: ¿y esto funciona? Parece una plataforma más con su opción gratuita, su opción de pago y sus propios influencers. ¿Qué tiene Twitch que no tengan las demás?
T.L. Taylor es profesora del MIT y lleva 20 años estudiando el fenómeno de los videojuegos online. En 2018 publicó un libro titulado Watch Me Play: Twitch and the Rise of Game Live Streaming en el que reflexionaba, entre otros temas, sobre la cultura del streaming. De hecho, uno de los temas principales del libro es esclarecer qué motiva a las personas a exponerse en Internet jugando, y por qué eso atrae a tantos espectadores. Vamos, el clásico “por qué te gusta ver a alguien jugar en lugar de jugar tú”.
Las motivaciones son muchas, pero el aspecto social es una de las más importantes. Y es que entre el streamer y sus fans se crea algo muy importante: una comunidad. Es algo más que ser fan de Meryl Streep y verla actuar en una película; es interactuar con tu ídolo, formar parte de una “microsociedad” que él mismo lidera. De hecho, si escuchas las historias de la mayoría de youtubers y streamers famosos encontrarás un objetivo común: interactuar con amigos y compartir experiencias. De modo que estos creadores de contenido establecieron sus propias normas, asumieron diferentes roles, crearon personajes y, así, levantaron su propia comunidad.
Por su parte, los espectadores encuentran en esta comunidad gente afín con la que relacionarse. Comparten un interés común no sólo en forma de streamer, sino también de afición: ya sea el cine, los videojuegos, incluso un título en concreto. Se forma así algo que todos los humanos buscamos de una u otra manera: un sentido de pertenencia. Los factores se entrecruzan entre sí y, como dice Taylor, “crecen o menguan en cada sesión de streaming”. Por eso los streamings son experiencias muy personales para cada individuo a pesar de formar parte de una comunidad gigantesca.
El mejor ejemplo de este fenómeno es Ibai Llanos. Ibai transciende todas las plataformas y franjas de edad, comenzando sus andanzas como caster comentando partidas de eSports (sobre todo de League of Legends). Luego pasa a ser comentarista de la LVP (la Liga de Videojuegos Profesional) y de ahí, el pelotazo. Casi 6 millones de seguidores en Twitch, unas cifras que lo han llevado a comentar incluso partidos de La Liga en Movistar+, en concreto del encuentro entre el Atlético de Madrid y el Valencia el 24 de enero de 2021, que reunió a más de 100.000 personas.
¿Y por qué un caster ha llegado a convertirse en el streamer más cotizado de España? Por muchas razones: sus habilidades, su carisma, su sentido del humor, su depurada ironía… Pero, sobre todo, algo que está cambiando el paradigma de la publicidad y los medios tradicionales: la transparencia, la sencillez y la naturalidad.
¿Cuántas veces nos hemos dirigido ya a una nueva publicidad? Quizá siempre estemos de camino y Twitch es otra salida más en esta eterna carretera que tantas paradas interesantes tiene que ofrecer.
El caso es que la propia plataforma de Twitch, a sabiendas de su potencial, ya ha comenzado a abrirse a otro tipo de contenidos, no sólo aquellos relacionados con los videojuegos o las simples charlas entre streamer y espectador. Twitch es una auténtica joya que ya están aprovechando incluso marcas y empresas para crear canales de todo tipo: moda, deporte, música, entrevistas, estilo de vida, cine, videojuegos… Marcas que buscan atraer a otro tipo de audiencias y, por supuesto, otro tipo de publicidad.
“Twitch es el futuro”, señalan algunos. “Twitch es la nueva televisión”, apuntan otros. Ambas afirmaciones tienen algo de certero: Twitch está pisando cada vez más fuerte y tiene todas las papeletas para convertirse en la televisión de las nuevas generaciones: es directo, es variado, se basa en el contenido y está impulsado por la comunidad. ¿La gran diferencia? Que Twitch es de todos y para todos. No hay La 1, Antena 3 ni La Sexta, no necesitas contratar un paquete de deporte. Twitch es una puerta abierta y la gente está entrando a mirar. Como es lógico.
Soy Anji y me dedico a escribir mucho y muy bien. Es lo que más me gusta en el mundo después de mi novia Ada, mi gata Boloñesa y las anvorgesas, que no hamburguesas. Hablar se me dará regular, pero escribo que te mueres.
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[…] Nos encanta el streaming por muchas razones, aunque una de ellas es la comunidad que se genera entre streamer y seguidor. Pero, seamos honestos: la compenetración entre ídolo y fan no fue lo que atrajo a los youtubers a Twitch, sino su modelo de negocio para con los creadores de contenido. […]