Kickstarter se ha convertido en el reflejo de una de las corrientes con más impacto en la actualidad: los makers. Una comunidad global de creadores, científicos e inventores (de garaje) que revoluciona el pensamiento do-it-yourself dentro y fuera de Internet.
La aparición de materiales y herramientas de fabricación digital como las impresoras 3D o el propio hardware libre Arduino han catapultado las posibilidades de estos ‘manitas’ para innovar en cualquier área, produciendo a mucho menor coste.
Otro de los factores clave en la explosión de esta nueva cultura digital es la democratización de espacios colaborativos desde los que aportar soluciones, reflexionar y trabajar conjuntamente.
El flujo de inspiración a través de Internet hace que la influencia del movimiento maker se expanda. Bajo esta tendencia, nacen diariamente cientos de prototipos, diseños y nuevos productos que modifican y mejoran desde la forma en la que nos comunicamos, hacemos música electrónica, leemos tweets o diseñamos muebles.
La demanda y el entusiasmo por los productos handmade se ha disparado rápidamente, en parte gracias al nacimiento de plataformas como Etsy. Este marketplace permite a artesanos y diseñadores de todo el mundo abrir un espacio de venta para comercializar sus creaciones hechas a mano y personalizables.
Recientemente visité por primera vez uno de los eventos Maker Faire y he de decir que son muchas las pautas que las marcas y compañías podrían aplicar de esta filosofía de la innovación. Cito unas cuantas:
Puede que para algunas compañías, esta tendencia servirá de fuente de inspiración para conectar con los nuevos intereses de la cultura digital y urbana. Mientras que para otras, el movimiento maker es un termómetro vivo de una transformación de la industria que cada vez requiere de menos intermediarios.