Los robots y los límites del Big Data. De Ashley Madison a Paco Marhuenda - CONCEPTO 05
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Los robots y los límites del Big Data. De Ashley Madison a Paco Marhuenda

Ex Machina - Inteligencia ArtificialEl hackeo a la red de contactos Ashley Madison ha dado lugar a un sinfín de infografías y análisis sobre las «infidelidades» en el mundo. Además de cometer errores metodológicos muy básicos, estas infografías tienen, como dice Molly McHugh, un problema todavía más grave: los robots.

Parece ser que la propia empresa generaba millones de perfiles femeninos falsos con el fin de que los hombres percibiesen mayor presencia de mujeres en la red. Las infografías no disciernen entre los datos de los usuarios o de estos perfiles falsos, por lo tanto sus conclusiones no se basan en datos reales.

Hace unas semanas Twitter también decidía eliminar una serie de perfiles falsos que se dedicaban a ensalzar los tweets del Partido Popular, La Razón, la Casa Real y el tertuliano Paco Marhuenda. Se trataba de una sofisticada trama que analizan magníficamente en este artículo de @BotsPoliticosNo.

Promoción portada de La Razón por cuentas falsas. Análisis de bootsdetwitter.wordpress.com

Promoción portada de La Razón por cuentas falsas. Análisis de botsdetwitter.wordpress.com

En nuestro estudio sobre la reputación online de los candidatos a la alcaldía de Madrid ya detectábamos este tipo de comportamientos de una forma más o menos explícita. El candidato Antonio Miguel Carmona, por ejemplo, tenía una ristra de cuentas para darse autobombo y algunos tweets críticos contra Manuela Carmena o el propio Carmona eran retuiteados por perfiles falsos hasta la saciedad. Gracias a que nuestro análisis lo realizamos con analistas humanos (valga la redundancia), pudimos quitar algunos de esos tweets de los datos finales.

La idea de crear cuentas para retuitear tus propios tweets la verdad es que suena un poco a hacer trampas al solitario ya que lo normal es que estos robots no sean seguidos por personas y simplemente se influyan entre sí. Al margen de que, por supuesto, haya algunos beneficios en que parezca que tu comunicación tiene más aceptación de la que realmente tiene, el impacto es de bajísima calidad.

Pero cuando hablamos del Big Data, el daño es más importante. La capacidad para sacar información valiosa de los datos de la red dependen totalmente de su validez. Si Twitter está plagado de robots es un campo de minas para una investigación y necesita que el analista haga un trabajo de filtrado que no es nada sencillo.

También pone sobre la mesa el debate sobre la inteligencia artificial y la capacidad para crear máquinas que consigan comunicarse con los humanos sin que detectemos la diferencia. Lo cierto es que, a día de hoy, esto sólo sucede en ficciones como las películas Ex Machina o Her. Pero cuando hablamos de grandes análisis cuantitativos realizados por máquinas es verdaderamente sencillo que las máquinas engañen a las propias máquinas.

Recuerdo que en los años ochenta nos imáginábamos que en el 2000 nos desplazaríamos por la ciudad en plantillos volantes y vestiríamos tejidos de aluminio, pero sabíamos que estábamos muy lejos de que eso llegase. La diferencia es que ahora se está confundiendo la realidad con la ficción y eso puede tener graves consecuencias.

Creer a pies juntillas que las máquinas son capaces de analizar por sí mismas los sentimientos o plantearse que un robot puede comunicarse con nuestros clientes es una gran ilusión que algunos están alimentando. Hoy en día el peligro de que las máquinas dominen el mundo es ridículo. Ni siquiera podemos tener un coche que conduzca solo. Lo que sí deben preocuparnos son las consecuencias de dejar las cosas humanas en manos de herramientas y algoritmos siempre imperfectos y manipulables. Para evitarnos disgustos, más vale que todos aprendamos a diferenciar entre lo que ya es una realidad y lo que, de momento, sólo son películas.

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