Que los gifs están de moda no es ningún secreto, más bien todo lo contrario. De hecho, están tan de moda que incluso se ha lanzado Relay, una especie de WhatsApp creado con el fin de compartir en exclusiva todo tipo de gifs. Si eres fan de esta vuelta un tanto revival a la par que divertida de este formato gráfico que triunfó en la publicidad digital de los años 90, seguro que te interesa saber más sobre las cinemagrafías, conocidas en inglés como cinemagraphs.
Su nombre proviene precisamente de su definición: cinema-(photo)graph, acuñado por los fotógrafos estadounidenses Kevin Burg y Jamie Beck, quienes empezaron a utilizar esta técnica en el 2011 para dar vida a sus fotografías de moda.
Las cinemagraphs nacen de la combinación de la fotografía con el vídeo. De esta manera, a las imágenes estáticas se les añade movimiento en algunas porciones de éstas a través de pequeñas animaciones que se repiten en forma de loop, o bucle infinito. De esta forma, la fotografía consigue unos matices hasta ahora inexplorados en la pantalla. Aunque para conseguir el resultado final se puede utilizar el formato gif, lo cierto es que sería un error pensar que todos los gif o vídeo loops son cinemagrafías, ya que son formatos que pueden funcionar de forma independiente.
Son muchos los fotógrafos y artistas audiovisuales que se han visto atraídos por este movimiento hipnótico que aúna fotografía, vídeo y edición de imágenes. De esta combinación puede salir algo bello e incluso artísitico, pero también sirve como un potente elemento publicitario debido a su gran capacidad de comunicación y sus alto impacto. Además se adapta perfectamente al mundo digital. Como veis en este post son imágenes muy ligeras que se visualizan tanto en la web como, por ejemplo, en una newsletter.
Lo normal es que cuando nos enfrentamos a un cinemagraph, pensemos que se trata de una fotografía, pero al instante notaremos que algo no cuadra, y es que nos daremos cuenta de que algún elemento de la imagen está en movimiento. Además de conseguir este efecto sorpresa, la técnica también consigue transmitirnos una emoción diferente a la que podemos sentir con una fotografía o con un vídeo. Se trata de algo peculiar, inesperado, hermoso.
Pero como bien dicen el dicho popular «una imagen vale más que mil palabras», y por eso en este post te lo hemos ilustrado todo a través de algunos ejemplos del cinemagrapher David Maroto.
Este fotógrafo madrileño comenzó desarrollando este formato cuando después de una sesión de fotos, se dio cuenta que realmente le molestaba tener que elegir una única imagen cuando en realidad, podía elegir tres de cada retraro. Entonces decidió investigar y probar con el material que tenía. De esta experimentación salió el proyecto Emotional Circuits. Curioso, ¿verdad? Y es que como dice Maroto:
«Llega un momento en el que cuando ves una foto normal ya piensas que le falta algo».
¿Te atreves a hacer un cinemagraph? Aunque para conseguir resultados tan atractivos como estos hace falta ser un profesional con altas dosis de creatividad, en este post te cuentan paso a paso cómo puedes hacer el primero. ¡Suerte!
Autor de las cinemagrafías: David Maroto
Directora de Comunicación y Marketing Digital para la industria del cine, la cultura y proyectos ligados a la sostenibilidad. Más de 15 años de experiencia trabajando en comunicación y gestionando proyectos cinematográficos a nivel nacional e internacional. Fundadora de Flamingo desde el 2013.