El Primer Ministro inglés, David Cameron, no ha llegado a cumplir sus amenazas, pero sí ha llevado el debate a las calles: ¿Es legítimo controlar, intervenir y utilizar las redes sociales para identificar a usuarios que movilizan a otros para cometer un delito? Estamos acostumbrados a ver en países que no disponen de un régimen democrático a todos los efectos cómo se limita y controla el acceso a Internet. En el proceso de cambio que se efectuó en Egipto hace unos meses, Mubarak, entonces en el poder, intentó limitar el acceso a Facebook , pues entendió que era desde esta plataforma desde donde partían las convocatorias que acabaron con su régimen.
En Madrid las convocatorias de Democracia Real Ya!, para ocupar la Puerta del Sol de Madrid el ya por todos conocidos como 15M, se llevaron a cabo mediante Facebook y Twitter. En esta ocasión no se produjeron intentos de actuar contra las redes sociales, canal por el que se comunicaban los manifestantes.
En las revueltas de Londres fue diferente a los dos casos anteriores. Los convocantes ingleses que animaban a delinquir utilizaron el Blackberry Messenger, un chat gratuito para terminales de la marca. La razón es que Facebook y Twitter tienen la obligación por ley de guardar todos los mensajes que se envíen en sus cuentas. De esta manera los gobiernos pueden acceder a esa información si lo creen oportuno. Blackberry no tiene esa obligación, pues su chat es una aplicación creada para conversaciones privadas y, al registrar estas conversaciones, atentarían contra la libertad de expresión.
La explicación es sencilla. Tanto en Egipto como en Madrid los manifestantes no tenían nada que esconder, mientras que en Londres todos tenían algo que ocultar. Aun así, David Cameron se planteó el control de Facebook y Twitter, y amenazó con limitar su uso dentro de Inglaterra si no acababan las revueltas. Desde los medios de comunicación de medio mundo la contestación que se le ha dado a Cameron es que controlar las redes sociales es lo mismo que controlar la radio o la televisión. Las redes sociales son medios de comunicación de masas y, como tales, están protegidas por el derecho a la libertad de expresión. A pesar de todo representantes del gobierno inglés se han reunido con los responsables de Facebook y Twitter y, aunque no ha trascendido mucho de lo que han hablado, desde las dos redes sociales han mostrado su apoyo a Cameron.
Está claro que los canales de comunicación se pueden utilizar para cometer delitos, pero habrá entonces que perseguir al que lo comete y no el medio de comunicación que ha utilizado. Las redes sociales son nuevas y necesitan una protección legal que tarda en llegar a Internet, pues éste avanza a una velocidad que la justicia no puede seguir. El miedo que comienzan a experimentar diferentes gobiernos democráticos a las redes sociales en particular y a Internet en general puede ser peligroso para la misma definición democrática de sus países.
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